¿Cómo detecto si mi hijo tiene autismo?

Los trastornos del espectro autista (TEA), se manifiestan bastante pronto en la vida de un niño, probablemente antes de los 3 años de vida, pero por desgracia no siempre se identifican a estas edades.

Hay distintos grados de autismo, y aquellos que tienen una menor afectación cognitiva, pueden llegar hasta la edad escolar sin ser identificados.

El DSM-IV-R, Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, incluye dentro de este grupo a los siguientes trastornos: Trastorno Autista, Síndrome de Rett, Trastorno Desintegrativo Infantil, Síndrome de Asperger y Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado.

Existe mucha variabilidad en la expresión de estos trastornos y también en el grado de afectación del niño, por lo que aunque no se den todos los síntomas descritos como clásicos, no se puede afirmar que no tenga un TEA.

Síntomas clásicos de un TEA

El patrón prototipo de estos trastornos se caracteriza por:

a) Normalidad aparente en los 8 o 9 primeros meses de desarrollo, acompañado además de tranquilidad expresiva o pasividad, no bien definidas.

b) Ausencia de comunicación con intencionalidad para pedir y para compartir intereses, entre los 9 y los 17 meses.

c) Claro retraso en el desarrollo cualitativo del lenguaje, con un menor retraso motor.

Por lo tanto son 3 los ámbitos clásicos de afectación de los TEA, las relaciones sociales, las habilidades de imaginación y ficción y la comunicación.

Habilidades de imaginación

La alteración en las habilidades de imaginación y de ficción, se manifiesta en la necesidad de tener un entorno completamente controlado y predecible, no dejando cosas al azar.

Presentan además un excesivo interés por determinados tema, juegos, partes de los objetos.

Se revelan y resienten con cualquier mínimo cambio en las rutinas o en los planes, aunque este cambio le califiquemos como banal, y también con cambios en las personas de referencia.

Comunicación

En los TEA están claramente alteradas las habilidades de comunicación.

Por lo general no miran a los ojos, no sonríen, o bien lo hacen de forma irregular o excesiva.

El lenguaje solo lo entienden de forma literal, no entienden las bromas ni la ironía, así como tampoco entienden los aspectos tonales y no verbales del lenguaje.

Tienen una completa dificultad para expresar sus emociones, así como para captar y comprender las emociones de los demás.

En el caso del Síndrome de Asperger, sin embargo, el nivel cognitivo y el uso de la comunicación verbal, suelen tener un nivel promedio.

Relaciones sociales

Esta alteración se manifiesta de forma muy variable dentro del espectro autista.

Normalmente encontramos dificultad para empatizar, para saber qué pueden esperar de los demás o bien qué se puede esperar de ellos.

Tienen alteraciones en aspectos como el aprendizaje de normas sociales, de roles, de normas de conducta, de la significación de los distintos entornos, etc.


Signos de alarma del autismo

Los signos que nos pueden hacer sospechar la existencia de un TEA son los siguientes:


Alteraciones de la interacción social, la respuesta emocional y el juego:

- Falta de sonrisa social *

- Falta de interés en juegos de interacción social. *

- No responde cuando se le llama por su nombre. *

- Escasez de expresiones emocionales acompañadas de contacto ocular.

- Ausencia de imitación espontánea. *

- Escaso interés en otros niños.


Alteraciones en la comunicación y el lenguaje:

- No mira hacia donde otros señalan. *

- No alterna la mirada entre un objeto y un adulto (atención conjunta). *

- Ausencia de gestos comunicativos. *

- Ausencia de juego funcional o simbólico.

- Regresión en el uso de palabras o frases y en la implicación social.


Intereses restringidos y movimientos repetitivos:

- Ausencia o escasa exploración visual activa del entorno.

- Tendencia a fijarse visualmente en ciertos estímulos u objetos (ej.: las luces)

- Movimientos repetitivos o posturas del cuerpo, brazos, manos o dedos.

- Tono muscular, postura y patrones de movimiento anormales. *

- Tendencia a sub o sobre reaccionar antes estímulos (ej.: sonidos)

*Signos que se pueden presentar antes de los 12 meses en el niño.


Detección e Intervención

El proceso de detección puede comenzar por distintas vías.

En ocasiones, la mayoría de los casos, serán los padres los que observen que “algo no va bien”, y o bien lo llevan al pediatra o bien lo llevan a un psicólogo.

En otras ocasiones los profesores o cuidadoras son las que dan la voz de alarma.

Otras veces son los sistemas sanitarios, con las revisiones del niño lo detectan a través del pediatra o de la enfermera de pediatría.

A través de cualquiera de las distintas vías, el diagnóstico debe realizarse basándose en la entrevista con los padres, en la observación directa del niño y en pruebas psicológicas como cuestionarios, inventarios y test.

Ante la más mínima sospecha, si veis signos como los descritos más arriba, llevarle a un especialista (médico de familia, pediatra, psicólogo o psiquiatra), que le evalúe, confirme o descarte el diagnóstico, y en caso de confirmación, planifique una intervención, en la que seréis una pieza clave.

Hoy en día la intervención en el autismo se aborda desde diferentes frentes y distintas terapias.

La integración de las mismas es la que obtiene mejores resultados, adaptándolas a las características de cada caso.

Existen multitud de terapias como son las sensoriomotrices (integración auditiva, integración sensorial, lentes de Irlen), terapias para mejorar la comunicación, tratamientos psicoeducativos y psicológicos (intervención conductual, mejora de competencias sociales, psicoterapias expresivas, terapia psicodinámica.

Fuente: http://www.psicoglobalia.com/

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